Laberinto de Irresistibles - Relatos Surrealistas

¡Está Terminado!

Nuestro primer libro PDF está listo para compartir. Es una variedad de relatos surrealistas, armados por nuestros talentosos usuarios. Relatos en los cuales van a poder descubrir mundos extraños, mezclados, pero aún así valiosos.





RELATO A por Rose Andresen,  Angeline Sylva W y Abigail Salazar
Una súcubo en rehabilitación, se encuentra con la tentación más grande de su existencia: un robo que trae traiciones ocultas, muertes planeadas y grandes problemas. Porque el amor persiste más allá de la muerte. 

RELATO B por MellorineMelmoth, Junter15 y Nairea
Un extraño y desconocido viaje en el tiempo, es un amor enfermizo y peligroso que, por su fuerza, puede perdurar a través de los años. 

RELATO C por Gorelia, Gee Stark y Elektra
Él tiene el poder de salvar la humanidad pero no podrá hacerlo sin ella. Deberán completar y triunfar en cada prueba, incluso si éstas significan la muerte. Ella tendrá que traerlo a la vida, porque sin él nada tendría sentido.

RELATO D por Love like a Hater, Vica y Cassiedark
Separados por barreras sociales, no pueden admitir sus sentimientos. Llevan huyendo largo tiempo pero se mantendrán juntos aunque signifique sudor y sangre. La venganza y el poder interior serán clave para regresar al amor de su vida al mundo de los vivos. 




¡Disfrútenlo!

Y no se olviden de visitarnos por el foro (:

Un beso grande,

Rose.

Capítulo 2 de The Fiery Heart en Español

Sydney




Realmente no esperaba que una iniciación secreta a un aquelarre de brujas empezara con una fiesta de té. 

—¿Me pasarías un bizcocho, cariño? 

Rápidamente tomé el platillo de la mesa de café y se lo pasé a Maude, una de las brujas mayores y nuestra anfitriona. Estábamos sentadas en círculo en su inmaculado living y mi profesora de historia, la Señorita Terwilliger, estaba a mi lado masticando un sándwich de pepino. Estaba muy nerviosa como para decir algo y simplemente bebí mi té mientras las demás conversaban sobre temas triviales. Maude estaba sirviendo té de hierbas, así que no tenía que preocuparme por romper el trato de cafeína que había hecho con Adrian. Aunque no me hubiera molestado tener una excusa si hubiera servido café. 

Había siete de nosotras y, aunque hubieran aceptado cualquier número de candidatos, todas parecían contentas de tener un número tan propicio. Era suerte, decía Maude. Ocasionalmente, Hopper levantaba su cabeza y volvía a escurrirse debajo de los muebles. Puesto que las brujas ni siquiera se sorprenden ante los callista, pensé en sacarlo. 

Alguien empezó a hablar de los pro y los contra de las iniciaciones en invierno versus en verano, y mi mente empezó a divagar. Me preguntaba como estarían las cosas en la casa de Clarence. Había sido responsable de transportar a Jill a sus alimentaciones desde Septiembre, y me hacía sentir extraña (y un poco melancólica) al estar aquí mientras todos ellos estaban juntos y pasando un buen rato. Con remordimiento, recordé que no había hecho los preparativos para la cena. Adrian era el chofer, así que no pensé en decir nada. ¿Se habría hecho cargo Zoe? Probablemente no. Dejé de lado mis instintos maternales, esos que se preocupaban de que se morirían de hambre. Seguramente alguien sería capa de conseguir comida. 

Pensar en Adrian me recordó nuestro tiempo juntos esa tarde. Incluso horas después, podía sentir los lugares en donde me había besado. Y respiré hondo para calmarme, temiendo que mis prontas a ser hermanas se dieran cuenta que la magia era lo último en mi mente. De hecho, estos días, parecía que todo excepto terminar semi desnuda con Adrian era lo último en mi mente. Después de una vida premiándome por poner la mente por encima de la materia, estaba sorprendida que alguien tan cerebral como yo se acostumbrara tan rápido como yo a la actividad física. A veces trataba de racionalizarlo como una respuesta animal natural. Pero en realidad, tenía que afrontar la verdad: mi novio era demasiado sexy, fuera vampiro o no, y no podía alejar mis manos de él. 

Luego me di cuenta que alguien me había preguntado algo. De mala gana aparté mis pensamientos de Adrian desabotonando mi camisa y me fijé en quien me había hablado. Me llevó un momento recordar su nombre. Trina, era. Estaba en sus veinte y era la más joven después de mí. 

—¿Perdón? —pregunté.

—Dije, ¿hacés algo con los vampiros, no? —dijo sonriendo. 

Oh, hacía muchas cosas con un vampiro en particular pero, obviamente, no era eso a lo que se refería. 

—Más o menos —contesté, evasiva. 

—Los Alquimistas son muy protectores de sus secretos —dijo la Señorita Terwilliger, sonriendo. 

Otras brujas asintieron. Otras simplemente me miraron con curiosidad. El mundo mágico de las brujas no se cruzaba con el de los vampiros. La mayoría, de ambas partes, ni siquiera sabía uno del otro. Conocer acerca de los Moroi y los Strigoi había sido una sorpresa para algunas, significando que los Alquimistas estaban haciendo bien su trabajo.

De lo que había escuchado, estas brujas se habían cruzado con suficientes cosas míticas y sobrenaturales como para aceptar que existían criaturas que bebían sangre y que también existían grupos como los Alquimistas que ocultaban su existencia. 

Las brujas aceptaban libremente lo paranormal. Los Alquimistas eran menos abiertos. El grupo que me había criado pensaba que los humanos debían ser libres de la magia por el bien de sus almas. Una vez yo también creí en eso, y que las criaturas como los vampiros no tenían lugar a ser nuestros amigos. Eso era cuando también creía que los Alquimistas me decían la verdad. Ahora sabía que había personas en la organización que mentían a ambos humanos y Moroi, y que harían lo que fuera para proteger sus propios intereses, sin importar los daños. Con mis ojos abiertos a la verdad, ya no podía contestar a los Alquimistas con los ojos cerrados, incluso si técnicamente aún trabajaba para ellos. Eso no quería decir que estuviera rebelándome contra ellos (como mi amigo Marcus), puesto que algunos de sus principios aún tenían mérito. 

En realidad, todo se resumía a que trabajaba para mí misma. 

—¿Sabes a quién deberías hablarle, si es que quiere? Inez. Ha tenido toda clase de encuentros con esas bestias, no los vivos. Los no muertos.

Esa era Maude otra vez. Ella había reconocido de inmediato el lirio dorado en mi mejilla derecha que me identificaba (para aquellos que sabían qué buscar) como una Alquimista. Estaba hecho de sangre de vampiros y otros componentes que nos daban habilidades de sanación y resistencia, mientras también nos prevenía de hablar sobre cosas sobrenaturales con aquellos privados del mundo mágico. O, bueno, eso solía hacer mi tatuaje. 

—¿Quién es Inez? —pregunté. 

Eso provocó que algunas rieran. 

—Probablemente la mejor en nuestra orden, al menos en esta parte del país —dijo Maude. 

—Es este lado del mundo —insistió la Señorita Terwilliger—. Tiene casi noventa y hha visto y hecho cosas que la mayoría de nosotras ni siquiera puede imaginar. 

—¿Por qué no está aquí? —pregunté.

—No es parte de ningún aquelarre en particular —explicó otra bruja, llamada Allison—. Estoy segura de que lo era, pero ha estado practicando por su cuenta desde… bueno, desde que he sabido de ella. Le resulta difícil moverse ahora, y mayormente se mantiene alejada. Vive en una casa antigua en las afueras de Escondido y difícilmente sale.”

Clarence saltó a mi mente. 

—Creo que conozco alguien con quien se llevaría muy bien. 

—Peleó contra unos cuantos Strigoi en los viejos días —comentó Maude—. Probablemente tenga algún hechizo que pueda servirte. Y, oh, las historias que tiene de ellos. Era toda una luchadora. Recuerdo sobre uno que quiso beber de su sangre —dijo, y le dio un escalofrío—. Pero, aparentemente, no pudo hacerlo, y logró acabar con él. 

Mi mano se detuvo repentinamente mientras levantaba mi taza. 

—¿A qué se refiere con que no pudo?

Maude levantó sus hombros. 

—No recuerdo los detalles. Quizás tenía algún tipo de hechizo. 

Sentí mi corazón acelerarse mientras una vieja y oscura memoria resurgía. El año anterior, había sido capturada por un Strigoi que también había querido beber mi sangre. Y no había sido capaz de hacerlo, porque mi sangre “sabía mal”. La razón de ese hecho aún era un misterio, uno que los Alquimistas y los Moroi había dejado pasar desapercibido cuando surgieron otros problemas. Pero no había pasado desapercibido por mí. Era algo que siempre latía detrás de mi mente, la constante pregunta de qué tenía yo que la había repelido a esa Strigoi. 

La señorita Terwilliger, acostumbrada a mis expresiones, me estudió y se dio cuenta de lo que estaba pensando. 

—Si quieres hablar con ella, podría arreglar un encuentro —dijo, y luego sus labios formaron una sonrisa—. Aunque, no puedo garantizarte que vas a conseguir algo útil de ella. Es bastante… particular con lo que revela. 

Maude resopló. 

—Esa no es la palabra que estoy pensando, pero la tuya es más cordial —dijo. Miró un reloj de caja y dejó su taza en la mesa—. Bueno, ¿empezamos?  

Me olvidé de Inez e incluso de Adrian mientras el miedo se apoderaba de mi. En menos de un año, me había alejado muchas leguas de la doctrina Alquimista que había governado mi vida. Ya no me molestaba estar cerca de los vampiros pero, cada tanto, esos pensamientos arcanos volvían. Debía mantenerme firme y recordar que evitar la magia era un camino que ya había pasado hacía mucho y que solo era maligna si lo usaba para el mal. Miembros de la Estela, como se llamaba este grupo, juraban no hacer daño con sus poderes, a menos de que fuera en defensa propia o de otros. 

Tuvimos el ritual en el patio trasero de Maude, un basto parque lleno de palmeras y flores de invierno. Hacía doce grados afuera, bastante alocado comparado con los inviernos en otras partes del país, pero un clima para usar una simple campera en Palm Springs, o una capa. La señorita Terwilliger me había dicho que no importaba lo que vistiera esta noche, que sería proveída con lo que necesitaba. Y lo que necesitaba resultó ser una capa compuesta de seis piezas de terciopelo en diferentes colores. Me sentí como una vendedora ambulante dentro de un cuento de hadas mientras me ponía la capa sobre los hombros.

—Este es nuestro regalo para ti —explicó la señorita Terwilliger—. Cada una de nosotras ha cocido y contribuido con una pieza. La usarás cada vez que tengamos una ceremonia formal. 

Las otras llevaban capas similares compuestas por diferentes parches, dependiendo del número de miembros del aquelarre en sus respectivas iniciaciones. 

El cielo estaba despejado y repleto de estrellas, la luna llena brillaba como una perla en contraste con el oscuro del cielo. Era el mejor momento para hacer magia. 

En ese momento me di cuenta que los árboles en el patio estaban orientados en un círculo. Las brujas formaron otro círculo por dentro, frente a un altar de piedra que había sido adornado con incienso y velas. Maude se posicionó cerca del altar y me indicó que me arrodillara en el centro, frente a ella. Una brisa pasó a nuestro alrededor y, aunque tenía la tendencia de pensar en bosques crecidos, abandonados y con niebla cuando se trataba de rituales arcanos, algo se sentía bien acerca de los árboles rodeándonos y el aire fresco. 

Me había llevado tiempo decidir unirme, y la señorita Terwilliger me había asegurado cien veces que no estaría jurando lealtad a algún Dios primitivo. 

—Estás jurándote a ti misma a la magia —me había explicado—. A la búsqueda de su conocimiento y usándola para el bien del mundo. Es un voto escolar, en realidad. Parece ser algo con lo que estarías de acuerdo. 

Lo era. Y así, me arrodillé frente a Maude mientras comenzaba el ritual. Me consagró a los elementos, primero caminando a mi alrededor con una vela y representando al fuego. Luego salpicó agua en mi frente. Dejó caer hojas violetas por la tierra, e hizo una espiral con el humo del incienso por el aire. Algunas tradiciones usaban una cuchilla para ese elemento, y me alegraba que este no. 

Los elementos eran el corazón de la magia humana, al igual que la magia de vampiros. Y también como los Moroi, no había señales hacia el espíritu. Era una magia recientemente re-descubierta para ellos, y solo pocos Moroi lo manejaban. Cuando le pregunté a la señorita Terwilliger sobre ello, no había tenido una buena respuesta. Su mejor explicación había sido que la magia humana era tomada del mundo exterior, donde los elementos residían. El espíritu, atado a la esencia de la vida, se encontraba en todos nosotros, así que ya estaba presente. Al menos ese había sido su mejor suposición. El espíritu era un misterio para los humanos y los vampiros, sus efectos eran temidos y desconocidos; por eso muchas veces tenía insomnio a la noche, preocupada por la inhabilidad de Adrian de alejarse del espíritu. 

Cuando Maude terminó con los elementos, dijo:

—Di tus votos.

Los votos estaban en italiano, puesto que este aquelarre en particular había tenido sus orígenes en el mundo medieval Romano. La mayoría de las cosas que juré coincidían con lo que la señorita Terwilliger había dicho, una promesa de usar la magia de manera sabia y apoyar a mis hermanas de aquelarre. Los había memorizado hacía tiempo y hablé con seguridad. Mientras lo hacía, sentí una energía quemándome por dentro, una vibración placentera de magia y la vida que irradiaba a nuestro alrededor. Era dulce y estimulante, y me preguntaba si así se sentiría el espíritu. Cuando terminé, levanté la vista y el mundo parecía más brillante y claro; lleno de más maravillas y belleza que las personas comunes pudieran entender. En ese momento creí, más que nunca, que no había maldad en la magia, a menos de que tu mismo lo quisieras. 

—¿Cuál será tu nombre entre nosotras? —preguntó Maude. 

—Iolanthe —dije sin titubear. Significaba “flor púrpura” en griego y se me había ocurrido después de todas las veces que Adrian me había hablado de los destellos púrpura en mi aura. 

Ella extendió sus manos y me ayudó a levantarme. 

—Bienvenida, Iolanthe. 

Luego, para mi sorpresa, me dio un cálido abrazo. El resto, rompiendo el círculo ahora que el ritual había terminado, también me dio un abrazo, siendo la señorita Terwilliger la última. Ella me sostuvo más tiempo que las demás y, aún más impactante que otra cosa, vi lágrimas en sus ojos. 

—Harás cosas maravillosas —me dijo con intensidad—. Estoy tan orgullosa de ti, más orgullosa que cualquier hija que pudiera tener. 

—¿Incluso después de que quemé su casa? —pregunté. 

Su expresión divertida regresó. 

—Quizás sea por eso. 

Me reí, y el ambiente serio se transformó en uno de celebración. 

Regresamos al living, donde Maude cambió el té por vino, ahora que habíamos terminado con la magia. Yo no tomé, pero mi nerviosismo ya había desaparecido. Me sentía feliz y ligera… y más importante, mientras estaba sentada escuchando sus historias, sentía que pertenecía allí, más de lo que jamás había sentido con los Alquimistas. 

Mi teléfono comenzó a sonar, justo cuando la señorita Terwilliger y yo finalmente nos disponíamos a marcharnos. Era mi mamá. 

—Lo lamento —les dije—. Necesito atender esta llamada. 

La señorita Terwilliger. Que había tomado más vino que nadie, me indicó que estaba todo bien con un gesto de su mano y se sirvió otra copa de vino.  Yo era su chofer, así que no era como si tuviera otra opción. Contesté el teléfono mientras caminaba a la cocina, sorprendida de que mi mamá llamara. Nos manteníamos en contacto, y sabía que las noches eran un buen momento para conseguir hablar conmigo. Pero cuando habló, escuché una urgencia en su voz que me indicó que no era una llamada casual.

—¿Sydney? ¿Has hablado con Zoe?

Mi alarma mental se encendió.

—No desde esta tarde. ¿Pasa algo?

Mi mamá tomó un respiro. 

—Sydney… tu padre y yo nos separaremos. Vamos a divorciarnos. 

Por un momento, el mundo dio vueltas, y me sostuve de la mesada de la cocina por soporte. Tragué saliva.

—Ya veo. 

—Lo lamento tanto —dijo—. Se cuan difícil va a ser esto para ustedes. 

Lo pensé un momento. 

—No… no exactamente. Es decir, creo que… bueno, no puedo decir que me sorprende. 

Una ve me había dicho que papá había sido más amigable en su juventud. Era difícil para mi imaginarlo pero, obviamente, ella se había casado con él por una razón. Al pasar de los años, mi papá se habíha vuelto frío e intratable, metiéndose con los Alquimistas con una devoción que tomaba precedencia sobre todo lo demás en su vida, incluyendo a sus hijas. Se había vuelto duro y egoísta, y hacía mucho tiempo que me había dado cuenta que yo era una herramienta más que su hija.

Mi mamá, por otro lado, era cálida y graciosa, siempre dispuesta a demostrar afecto y escucharnos cuando la necesitábamos. Siempre tenía una sonrisa lista… aunque no parecía sonreír mucho estos días. 

—Se que será difícil para ti y Carly —dijo—. Pero no afectará mucho su vida cotidiana. 

Pensé en su elección de palabras. Carly y yo. 

—Pero Zoe… 

—Zoe es una menor, e incluso si está afuera haciendo un trabajo Alquimista, sigue estando bajo la tutela de sus padres. O padre. Tu padre quiere la custodia completa, para poder mantenerla donde está. —Se hizo una pausa—. Planeo luchar contra él. Y si gano, la traeré a vivir conmigo y veré que pueda llevar una vida normal.

Estaba perpleja, incapaz de imaginar la clase de pelea que estaba proponiendo. 

—¿Tiene que ser a todo o nada? ¿No pueden compartir la custodia?

—Compartir significa dársela a él. Va a controlar todo, y no puedo dejar que la tenga, mentalmente. Tu eres adulta. Puedes tomar tus propias decisiones, e incluso si estás encaminada a los Alquimistas, eres diferente en cuanto a cómo te manejas. Tu eres tu, pero ella es más como… 

No terminó, pero yo ya sabía. Más como él. 

—Si puedo tener la custodia y traerla a casa, la enviaré a una escuela regular e implementar alguna clase de experiencia de adolescente normal. Si no es demasiado tarde. Probablemente me odies por eso, por sacarla de su causa. 

—No dije rápidamente—. Creo… creo que es una idea genial. 

Si no es demasiado tarde. 

Podía escucharla respirar entrecortada y me preguntaba si estaba luchando para no llorar. 

—Tendremos que ir a la corte. Ninguno va a hablar de los Alquimistas, ni siquiera yo, pero va a haber mucha discusión sobre conveniencia y análisis de personalidad. Zoe testificará… también tu y Carly. 

Y ahí fue cuando entendí por que dijo que sería difícil. 

—Van a querer que elijamos a uno de ustedes. 

—Quiero que digan la verdad —dijo firme—. No sé lo que su padre querrá. 

Yo sí lo sabía. El querrá que difame a mi mamá, que diga que no esta estable, que es solo una ama de casa que ocasionalmente arregla autos y que no puede compararse con un académico como él, quien proveyó a Zoe con toda clase de educación y experiencia culturales. Querrá que lo haga por el bien de los Alquimistas. Querrá que lo haga  porque siempre obtiene lo que quiere. 

—Amo y apoyo todo lo que creas que es correcto. —El coraje en la voz de mi mamá rompió mi corazón. Tendría que enfrentar más que complicaciones familiares. Las conexiones de los Alquimistas era grande y extensa. ¿Dentro del sistema legal? Muy posible—. Solo quería que estuvieras preparada. Estoy segura que tu padre querrá hablar contigo también. 

—Sí —dije sin ganas—. Estoy segura que sí. ¿Pero que hay de ahora? ¿Estás bien?

Dejando de lado a Zoe, tenía que saber que esto debía ser todo un cambio de vida para mi mamá. Quizás su matrimonio se había vuelto difícil, pero habían estado juntos hacía veinticinco años. Dejar algo como eso era un gran cambio, sin importar las circunstancias. 

Podía sentir su sonrisa. 

—Estoy bien. Me estoy quedando con una amiga. Y me traje a Cicero conmigo. 

Pensar sobre el gato me hizo reír, a pesar de la seriedad de la conversación. 

—Al menos tienes compañía. 

Ella también rió, pero débilmente. 

—Y mi amiga necesita algo de ayuda con su auto, así que estamos todos felices. 

—Bueno, me alegra. Pero si hay algo que necesites, cualquier cosa, dinero o…

—No te preocupes por mi. Solo cuídate, y a Zoe. Eso es lo más importante ahora—titubeó—. No he hablado con ella últimamente… ¿está bien?

¿Lo estaba? Suponía que dependía en la definición de “bien”. Zoe estaba emocionada al estar aprendiendo el oficio de Alquimista desde tan temprana edad, pero era arrogante y fría hacia mis amigos; justo como todos los demás en nuestra organización. Eso, y era una constante y amenazante sombra sobre mi vida amorosa. 

—Está genial —le aseguré a mi mamá.

—Bien —dijo, aliviada—. Estoy feliz de que estés con ella. No sé como tomará esto. 

—Estoy segura de que entenderá tu postura. 

Era una mentira, por supuesto, pero no había forma de que le dijera a mi mamá la verdad: Zoe pelearía contra ella, pataleando y gritando hasta librarse. 


***

Cadáver Exquisito



¡ESCRITURA SURREALISTA!

Llevando a Dali y Frida Kahlo a las letras. 

El cadáver exquisito es un proyecto donde cada escritor inventa pasajes diferentes, a su gusto, para luego unirlos y formar un relato con un matiz surrealista; donde no existe la coherencia y los significados. Es algo muy libre, cada uno puede idear una escena cualquiera y va a estar bien. 

Si te interesa la idea, pasá por http://addictivelily.foroactivo.com/forum Vas a encontrar una explicación más amplia sobre todo el proceso.

La idea es formar entre todos un mundo al revés, interesante por su estructura alocada y sin sentido. ¿Quién dijo que una buena historia tiene que tener coherencia?  

¡Anímense! 

Addict Facts - realidades de un adicto a la lectura


Por tus libros favoritos, sos capaz de suprimir horas de sueño. Un@ no puede dejar de leer una vez que, después de esperar tanto, se tiene el libro en manos (o en pantalla). No se puede xD


Reacción de The Fiery Heart en Español

Los de PenguinTeenAustralia dejaron hace ya algunas semanas lo que pensaban sobre cada capítulo de The Fiery Heart.

Tarde, pero seguro.

Disfrutenlo.

Nota: A partir del capítulo 20 las cosas se ponen intensas, yo solo les advierto.

***

Capítulo 1
Página 1- No empiecen a leer el libro mientras comen o beben, la primera frase los va a hacer escupir.
Página 3- Agh, estar dentro de tu cabeza, Adrian, es un desmayo tras otro.
Página 6- Hora de diversión con el teléfono!
Página 8- El callista favorito de todos: Hopper!
Página 11- La relación entre Adrian y Jill es la mejor de todas!
Página 13- Bueno, ese sí que un comportamiento deplorable Zoe
Página 19- Seh, Zoe, Sydney es increíble, mejor que lo reconozcas
Página 20- Y BOOM! Termina el capítulo 1 y ya tenemos una bomba

Capítulo 2
Página 21- La señorita Terwilliger lleva a Sydney a los mejores lugares
Página 22- Sydney dice la verdad absoluta
Página 26- Te estás preguntando si ese regalo se puede devolver, Sydney?
Página 30- Las mujeres Sage son todas fuertes y poderosas a su manera
Página 32- Sydney, te podemos abrazar? Siempre te atrapan a mitad de las cosas.

Capítulo 3
Página 34- Y estamos caminando en sueños - en un lugar malditamente especial para aquellos que leyeron Inndigo Spell
Página 37- Ugh, Adrian, tan agobiado con espíritu. Te podemos dar un abrazo también?
Página 38- Rowena Clark ha dicho dos oraciones y ya la AMAMOS!
Página 40- Adrian, estudiante Universitario= sexy!
Página 40-Oh, no, Adrian - no hagas eso
Página 46- Llegamos al primer punto en el libro donde literalmente queremos meternos en el libro y confortar y sacudir a esta persona.
Página 49- Nivel Épico de emoción por S&A

Capítulo 4
Página 52- No, Sydney, no llores
Página 5- Zoe, Sydney es súper importante, así que... aléjate!
Página 57- Imaginen: Adrian, parado contra una pared, sosteniendo dos tazas de café
Página 59- Es verdad que Richelle Mead es perfecta introduciendo personajes que inmediatamente amas u odias.
Página 63-Super Ingeniosa Sydney! Estamos impresionados de que puedas hacer eso en una pollera!
Página 65- Otro aviso sobre escupir comida o bebida. Sydney Sage, te aplaudimos.
Página70- Tener cerebro puede ser tan poderoso como tener puños y nuestra chica, Sydney, es un brillante ejemplo de esto. Razón número 7.489 de por qué la amamos.

Capítulo 5
Página 73- Adrian, sos tan encantador. Especialmente ahora.
Página 77- Sydney acaba de decirle algo a Adrian que lo ha dejado sin habla. Adrian Ivashkov, sin habla.
Página 78- Sydney Katherine Sage, las mujeres investigadoras de todo el mundo te aplauden!
Página 80- Rose necesita llamar a Jill ahora mismo
Página 83- El mejor no-bromance (relación amistosa entre hombres). Bonus doble, Adrian molestando.
Página 85- Adrian, el casamentero. Hay algo que él no haga por esas personas que le importan?!
Página 87- Jill Dragomir es basicamente la más grande alentadora de la relación S&A

Capítulo 6 
Página 91- Bienvenid@ de regreso! Ese bronceado se ve muy bien.
Página 91- Es totalmente posible porque Sydney es así de genial. Quienes lo duden van a dudar!
Página 98- El más raro/cómico primer encuentro de la historia!
Página 101- Es hora de magia y Sydney sigue haciéndolo como una experta.
Página 102- Alguna vez escuchaste que tenés que golpear la puerta Zoe?!
Página 107- Ella está tratando de retraerse y esto le trae recuerdos.

Capítulo 7
Página 108- Alerta de arte, Ivashkov está pintando otra vez!
Página 109- Oooooh un llamado del pasado
Página 111- Es una llamada al estilo “suelta todo por favor y hagamos un viaje”
Página 114- Adrian hace la más astuta examinación de la relación con Sydney.
Página 116- Awwww Adrian y Sydeney, son tan lindos!
Página 117- Hola Rose Hathaway y todos los que vienen contigo.
Página 119- Esta conversación entre estos dos nos está matando! Y es todo lo que podemos decir.
Página 121- Hey tu, no creas eso de ellos, ahora es diferente.
Página 124- Adrian Ivashkov, vas a patear traseros y nosotros te seguimos!

Capítulo 8
Página 127- Estamos tan divertidos como la Señorita T sobre la conversación entre Angeline y Sydney
Página 130- Conversación entre Trey y Angelina con Sydney escuchando en el medio -graciosísimo!
Página 132- Sydney tienen tantas personas a las cuales engañar y secretos que guardar.
Página 134- Awww Sydney, que ciudadana tan atenida a las reglas. No se escribe un mensaje y se conduce a la vez - Sydney Sage se niega.
Página 136- Vemos lo que hiciste ahí Richelle Mead, con la rápida conversación entre Sydney y Clarence. Un momento MUY meta (algo que se va a desarrollar después).
Página 139- Sydney, no estás sola en esto de abrir tu boca con sorpresa. Es wow que esto esté pasando.

Capítulo 9
Página 142- Adrian está tomando el mando y es bastante impresionante (y sí, muy sexy).
Página 145- Adrian tiene una nueva admiradora, eso creemos. Especialmente después de esta escena.
Página 151- Oh Rose, buen intento pero no va a suceder.
Página 152- Eso es malditamente HOT Sydney Sage, mucho vapor!
Página 156- Adrian, noooooo -todo va a estar bien.
Página 162- NO HAGAS ESTO Adrian, en serio.

Capítulo 10
Página 164- Jejejej Jill asustando a Zoe.
Página 170- Nooooo Adrian! Y esta es la primera vez que lloramos -spoiler: no es la última.
Página 173- Por qué todo tiene que ser tan DIFICIL?!
Página 177- Sydney se está ganando este libro. Su determinación y su confianza en otros es legítimamente increíble.

Capítulo 11
Página 180- Escucha a Jill, Adrian. Ella dice la verdad. 180
Página 183- A Las Hermanas Sage sí que les gustan sus autos. 183
Página 186- Adrian, estamo orgullosos de vos. Tan orgullosos. 186
Página 191- En serio, la gente que dice que VA/Bloodlines no es más que vampiros adolescentes se lo están perdiendo. Hay cosas importantes sobre la vida aquí.

Capítulo 12
Página 192- Oooooohh, el regreso de esta persona no puede ser nada bueno.
Página 195- Jill y Angeline, no hay necesidad de pelear por eso.
Página 198- Maldición, que momento tan hot. Imagen mental: mismo sillón, misma posición que la escena en Indigo Spell.
Página 202- Ni siquiera puedes saludar a las personas -eso sí que ser frí@. ¨
Página 204- NO ACABAS DE DECIR ESO! Las fans de Sydney te quemarían por ese comentario.
Página 207- Uuuugghh, Zoe! No te estás haciendo ningún favor.
Página 211- Ese sí que es un lugar oscuro para este personaje.
Página 216- Oh trey, tienes que tomar una decisión, amigo!

Capítulo 13
Página 220- Amamos que Adrian pueda llamar a la Señorita T, Jackie. Es un detalle que nos hace sonreír.
Página 223- Este es un interesante progreso para Adrian y estamos tan confundidos sobre como nos sentimos.
Página 227- JA! La reacción de Trey y Adrian aquí es graciosísima.
Página 235- A lo largo del libro hay una idea que es graciosa, triste, dulce y melancólica. Aww.
Página 239- Esta conversación telefónica acaba de acordar un Viaje 2: Más lejos, más excitante.
Página 241- Y BOOM! Explosión que va a alterar algunas cosas.

Capítulo 14
Página 242- Nos reímos de los miedos de Zoe.
Página 245- Quién pensaría que los viajes en avión pueden estar tan llenos de miradas deseosas?!
Página 247- Sydney acaba de describir estos spoilers y la escena en esta página “Era agonizante… y exquisito”.
Página 250- Una habitación llena de gente y hay algunos favoritos de VA. Hurra!
Página 253- OH SI! Esta persona no puede resistirse a hacer una entrada espectacular.
Páginas 260/261- OH POR DIOS! Esto… se… puso… hot! Lean esto estando sentadas o se caerán.

Capítulo 15
Página 262- Todos los pensamientos de Adrian en esta página son graciosísimos.
Página 264- Aw, es todo tan hermoso.
Página 266- Adrian, ese posiblemente sea el mejor plan que se te haya ocurrido.
Página 269- Es el pasado en el presente, y no es nada lindo. Suspiro!
Página 274- No, no, no, no, no, no. Rose deja de hablar!
Página 275- La honestidad es buena pero por qué tiene que doler tanto?!

Capítulo 16
Página 277- Duele tanto, cuanto dolor. ¡La gente comete errores!
Página 282- Este hombre tiene recursos ilimitados -lo pondríamos en nuestro marcado rápido.
Página 286- ¡Tan sabio! Y preocupantemente engañoso.
Página 289- Máxima revelación y BOOM! Eso le enseñara a unas cuantas personas.
Página 293- DEMONIOS, NO! Quita tus manos de ella, RUFIÁN!
Página 295- OOOOOOH SI ! Doble equipo Sydrian.
Página 298- El perdón lo es todo. Luego un gran SSIIIIIII y luego un gran NNOOOO!!!

Capítulo 17
Página 300- Nunca pensamos que diríamos esto pero… ignora a la reina, Adrian -IGNORALA!
Página 300/3002- En el paso de dos páginas, las fans irán de completa felicidad a un profundu odio hacia todos!
Página 303- Oh, gracias a Dios, eso pudo haber sido mucho peor.
Página 305- Sydney Sage, eres súper ingeniosa y práctica y lo AMAMOS!
Página 310- Es demasiado. Esta emoción es ÉPICA!
Página 314- El capítulo 17 lo es TODO y no sentimos dolor.

Capítulo 18
Página 316- El mejor viaje tenía que terminar en algún momento.
Página 319- Ves, Zoe, no es tan difícil superar tus problemas.
Páginas 321- Nunca digas que los esfuerzos académicos de Sydney no son importantes -esta chica sabe que el estudiar ayuda.
Página 323- Trey, nosotros también estaríamos nerviosos.
Página 326- Sydney Sage eres TAN inteligente! Y la gente lo aprecia.
Página 329- Es… no podemos… es una genialidad. El mejor regalo.
Página 323- Awww Eddie, no, esos recuerdos. Esos recuerdos sobre Mason *snif*
Página 334- Este es un buen plan y tiene buena ideas, pero de verdad, cuándo los planes que hace Richelle se desarrollan de buena manera?

Capítulo 19 
Página 337- Historia Verdadera: Rowena sigue siendo genial.
Página 343- Bastante perceptiva, Angeline!
Página 346- Chicos, Sydney es justo como nosotros! Caos nocturno.
Página 350- Es tan… wow! El termómetro explotó de tanto calor.
Página 352- Es tan desgarradoramente hermoso y casi no podemos soportarlo. Casi.

Capítulo 20
Página 353- También esperamos que sea suficiente, Sydney.
Página 354- Es egoísta, Sydney, pero entendemos el por qué.
Página 357- ¿Puede darnos Eddie su mejor mirada de acero también?
Página 358- Uuuugh, de verdad -denle un respiro! Ella está tratando de que todo funcione.
Página 361- Oh, eso no está bueno. Si alguien se entera… dios mío.
Página 364- ¡Eddie Castile sigue siendo un luchador!
Página 367- Boom! Más personas uniéndose al equipo luchador. Esto es INTENSO.
Página 368- ¡Jill se está haciendo cargo! ¡Te amamos!
Página 372- La última línea de este capítulo va a dejarte sonriendo por DÍAS!

Capítulo 21
Página 375- Ese es un gran paso al estar pensando en Adrian.
Página 379- Es nuestro sueño hecho realidad también, Adrian.
Página 380- Se fuerte Ivashkov, Sydney y todas tus fans creen en ti.
Página 381- Oh wow! Ese es un regreso a los días de VA. Y es IMPORTANTE.
Página 382- Esta conversación va a volver a un grupo de chica sin prejuicios LOCAS.
Página 385- Momento de una gran decisión, esto podría cambiarlo todo.
Página 388- Estamos realmente nerviosos, son momentos tensos.
Página 390- Eddie… qué…. Noooooooo!!!!

Capítulo 22
Página 393- Trey siempre supimos que lo resolverías.
Página 396- Esto no está bien, Sydney, no está bien!
Página 399- Eddie es el mejor chico que puede haber: compasivo, que se preocupa y dispuesto a caminar la una milla extra.
Página 400- CUIDAAAADOOOOO!!!!!!
Página 403- TTTTUUU! No podemos creer que hicieras esto!!!
Página 407- Y tu también! Mejor cierra tu boca!
Página 409- Vas a querer levantarte y aplaudir lo que esta persona dice -incluso en el peor momento!

Capítulo 23
Página 411- QUE? Eso fue rápido y realmente frío.
Página 413- No, Adrian, eso NO ES VERDAD!
Página 415- ¿Por qué NADIE PUEDER AYUDAR?
Página 417- No te conocemos y automáticamente ya te odiamos.
Página 423- Nuestro corazón DUELE TANTO
Página 426- Odiamos este plan! ADRIAN NOOOOO!!!!! Estamos deshechas.

Capítulo 24
Página 428- Esto es MUCHO peor de lo que creíamos. Todo está mal.
Página 429- Exacto!! No necesitamos NADA de ti.
Página 431- Aquí, de todos los lugares… esto… es demasiado! Sydney ni siquiera podemos…
Página 433- TANTO DOLOR! Ese final realmente va a dejar a mucha gente en el suelo! Richelle Mead eres una genio!


***


Es mucho tortura, ¿no?

Y nos quedan cuatro meses todavía.

Nosotras podemos, chicas. Adrian lo vale ♥

Recuerden: Si quieren compartirlo, no olviden poner mi nombre (Rose Andresen) y link (:

¡Abrazos!

Capítulo 1 de The Fiery Heart - Traducido

Traducido por Rose Andresen

ADRIAN


No voy a mentir. Entrar a tu habitación y ver a tu novia leyendo un libro para nombres de bebés puede hacer que tu corazón se detenga.

—No soy un experto —empecé, eligiendo mis palabras con cuidado —, bueno, en realidad lo soy. Y estoy bastante seguro que hay ciertas cosas que debemos hacer antes de que tengas que leer eso.

Sidney Sage, la novia anteriormente nombrada y la luz de mi vida, ni siquiera me miró, aunque sonrió.

—Es para la iniciación —dijo sin rodeos, como si estuviera hablando de hacerse las uñas o de hacer las compras en lugar de unirse a un aquelarre de brujas—. Tengo que tener un nombre “mágico” para usar en las reuniones.

—Claro. Nombre mágico, para la iniciación. Un día más de la vida, ¿eh?

No porque fuera el indicado para hablar, siendo que yo era un vampiro con las fantásticas aunque complicadas habilidades de curar y compeler a las personas.

Esta vez, Sidney sonrió aún más y me miró. La luz de la tarde que se calaba por la ventana de mi habitación iluminó sus ojos e hizo que destacara el color ámbar en ellos. Sus ojos se abrieron en sorpresa cuando notó las tres cajas que llevaba.

—¿Qué es eso?

—Una revolución en música —declaré, dejándolas en el piso. Abrí una de las cajas, revelando un tocadiscos—. Vi un anuncio de un chico que estaba vendiéndolos en el campus —Abrí una caja llena de discos y levanté Rumours de Fleetwood Mac—. Ahora puedo escuchar música en su estado más puro.

Ella no parecía impresionada, algo sorprendente para alguien que pensaba que mi Mustang de 1967, el cual había nombrado el Ivashkinator, era una especie de reliquia sagrada.

—Estoy segura de que la música digital es tan pura como se puede. Eso fue un desperdicio de dinero, Adrian. Puedo meter todas las canciones en esas cajas en mi teléfono.

—¿Puedes meter las otras seis cajas que están en mi auto dentro de tu teléfono?

Sidney pestañeó sorprendida y luego se puso seria.

—Adrian, ¿cuánto pagaste por todo eso?

Decidí no contestar.

—Hey, aún puedo pagar el auto. A penas —Al menos no tenía que pagar la renta, puesto que el departamento estaba prepago, pero aún así tenía que pagar otras cuentas—. Además, tengo un presupuesto mayor para estas cosas, ahora que alguien me hizo dejar de fumar y recortar la “hora feliz”.

—Más bien “día feliz” —dijo con malicia—. Estoy cuidando tu salud.

Me senté a su lado sobre la cama.

—Igual que yo estoy cuidándote de tu adicción a la cafeína.

Era un trato que había hecho, haciendo nuestro propio grupo de ayuda. Yo dejé de fumar y acorté la bebida a un trago por día. Ella renunciaba a sus dietas obsesivas por una cantidad considerable de calorías y acortaba el café a una taza por día. Sorpresivamente, ella fue quien tuvo un peor momento con eso que yo con el alcohol. En esos primeros días, pensé que tenía que llevarla a rehabilitación.

—No era una adicción —dijo, aún molesta—. Más bien un… estilo de vida.

Me reí y atraje su rostro hacia el mío para besarla y, así de simple, el resto del mundo se disolvió. No había libros de nombres, no había discos, no había hábitos. Solo existía ella y el sentir de sus labios, la forma exquisita en que conseguían ser suaves y feroces al mismo tiempo. El resto del mundo pensaba que ella era rígida y fría. Pero solo yo sabía la verdad acerca de la pasión y el hambre que estaban encerrados en ella —bueno, Jill y yo, la chica que podía ver dentro de mi mente debido a un lazo psíquico que compartíamos.

Mientras recostaba a Sydney en la cama, tuve un leve, fugaz pensamiento de cuan tabú era lo que estábamos haciendo. Los humanos y los Moroi había dejado de entremezclarse cuando mi raza se escondió del mundo en la Edad Oscura. Lo habíamos hecho por seguridad, decidiendo que era mejor si los humanos no sabían de nuestra existencia. Ahora, mi gente y la suya (los que sí sabía sobre los Moroi) consideraban este tipo de relaciones malas y, en ciertos círculos, oscuras y retorcidas. Pero no me importaba. No me importaba nada más que ella y el modo en que tocarla me volvía loco, incluso cuando su calmada y firme presencia suavizaba las feroces tormentas en mí.

Auqnue, eso no quería decir que alardeábamos. De hecho, nuestro romance era una secreto bien guardado, uno que requería muchos escapes y planes bien calculados. Incluso ahora, el reloj corría. Este era nuestro horario en los días hábiles. Ella tenía un estudio independiente en su último período de clases, una clase a cargo de una indulgente profesora que la dejaba salir antes para poder venir rápido hacia aquí. Conseguíamos tener una hora de besos o charlas —usualmente de besos frenéticos, por la presión que nos abrumaba— y luego regresaba a su escuela privada justo a tiempo de que su pegajosa hermana Zoe que odiaba a los vampiros saliera de clases.

De alguna manera, Sydney tenía un reloj interno que le decía cuando se nos acababa el tiempo. Creo que era por su inherente habilidad de hacerse cargo de muchas cosas a la vez. Yo no. En estos momentos, mis pensamientos estaban enfocados en sacarle la remera y si esta vez lograría pasar más allá de su sostén. Hasta ahora, no había podido.

Ella se sentó, con sus mejillas sonrojadas y el cabello dorado despeinado. Era tan hermosa que me hacía doler el alma. Siempre había deseado con desesperación poder pintarla en estos momentos e inmortalizar esa mirada en sus ojos. Había una suavidad en ellos que raramente veía en otras ocasiones, una total y completa vulnerabilidad de alguien que normalmente era tan reservada y analítica en el resto de su vida. Pero aunque fuera un pintor decente, capturarla en una pintura sobrepasaba mis habilidades.

Recogió su blusa marrón y la abotonó, escondiendo el encaje turquesa con su ropa conservativa con la cual le gustaba escudarse. Había hecho un cambio en sus sostenes en el último mes, y aunque siempre tenía que verlos desaparecer me hacía feliz saber que estaban ahí esos lugares coloridos en su vida.

Mientras caminaba hacia el espejo en mi vestidor, conjuré un poco de la magia espíritu en mi para ver su aura, la energía que rodeaba a todos los seres vivientes. La magia me trajo una breve onda de placer y luego la vi, esa luz brillante a su alrededor. Era la misma de siempre, el amarillo de los inteligentes balanceado con el violeta de pasión y espiritualidad. Con un pestañeo su aura desapareció, a la vez que ese mortal placer del espíritu.

Terminó de acomodar su cabello y miró hacia bajo.

—¿Qué es esto?

—¿Hmmm?

Me levanté para posicionarme detrás de ella y rodear su cintura con mis brazos. Luego, vi lo que recogió y me puse rígido: brillantes gemelos hecho con rubís y diamantes. Y así de simple, la calidad y la felicidad que había sentido fue reemplazada por una fría pero familiar oscuridad.

—Eran un regalo de cumpleaños de mi tía Tatiana hace unos años.

Sydney levantó uno y lo estudió con un ojo experto. Sonrió.

—Tienes una fortuna aquí. Esto es plata. Véndelos, y tendrás una pensión de por vida. Y todos los discos que quieras.

—Dormiría en una caja de cartón antes de venderlos.

Ella notó el cambio en mi y se dio la vuelta, su expresión llena de preocupación.

—Hey, estaba bromeando —Su mano tocó mi rostro con suavidad—. Está bien. Todo está bien.

Pero no lo estaba. El mundo repentinamente era cruel, sin esperanzas, vacío con la pérdida de mi tía, reina de los Moroi y la única en mi familia que no me juzgaba. Sentí un nudo en mi garganta, y las paredes parecían cerrarse a mi alrededor al recordar la manera en que había sido apuñalada y como había empapelado las paredes con esas fotos cuando estaban tratando de encontrar al asesino. No importaba que la asesina estuviera encerrada y aislada para su ejecución. Eso no traería a mi tía Tatiana de regreso. Ella se había ido, a lugares donde no podía seguirla —al menos no ahora— y yo estaba aquí, solo, insignificante y pedido…

—Adrian.

La voz de Sydney era calmada pero firme, y lentamente, me aparté de esa desesperación que podía venir tan rápido y pesado, una oscuridad que se había incrementado al pasar de los años con el uso de espíritu. Era el precio por ese tipo de poder, y estos repentinos desvíos habían hecho más y más reciente.

Me enfoqué en sus ojos, y la luz regresó al mundo. Aún me dolía la pérdida de mi tía, pero Sydney estaba aquí, mi esperanza y ancla. No estaba solo. No era desentendido. Tragando saliva, asentí y le di una pequeña sonrisa mientras la oscura mano del espíritu apartaba su agarre en mi. Por ahora.

—Estoy bien —Viendo la duda en su rostro, besé su frente—. De verdad. Tienes que irte, Sage. Harás que Zoe empiece a dudar, y llegarás tarde para tu reunión de brujas.

Me miró un momento con preocupación y luego se relajó un poco.

—Bien. Pero si necesitas lo que sea…

— Lo sé. Lo sé. Llamaré al Teléfono del Amor.

Eso la hizo sonreír. Recientemente habíamos comprado teléfonos prepagos secretos que los Alquimistas, la organización en que ella trabajaba, no podrían vigilar. No porque la vigilaran regularmente, pero ciertamente podrían si pensaban que algo sospechoso estaba sucediendo, y no queríamos que encontraran una lista de mensajes y llamadas.

—Y volveré esta noche —agregué.

A eso, su expresión se endureció nuevamente.

—Adrian, no. Es muy riesgoso.

Otro de los beneficios del espíritu era la habilidad de visitar a las personas en sus sueños. Era una manera útil de hablar puesto que no teníamos mucho tiempo juntos en el mundo real —porque no hablábamos mucho en el mundo real estos días— pero como cualquier uso de espíritu, era un riesgo continuo para mi sanidad. Esto la preocupaba mucho, pero yo lo consideraba algo pequeño con tal de estar con ella.

—Sin argumentos —le advertí—. Quiero saber como va todo. Y sé que vas a querer saber como van las cosas para mi.

—Adrian…

—Lo mantendré cortito —prometí.

Sidney aceptó de mala gana —sin verse feliz en absoluto— y la acompañé a la puerta. Mientras pasábamos por el living, se detuvo en una pequeño terrario cerca de la ventana. Sonriendo, se arrodilló y golpeó el vidrio. Adentro había un dragón.

No, en serio. Técnicamente, era un callistana, pero raramente usábamos ese término. Usualmente ló llamábamos Hopper. Sydney lo había conjurado de algún reino demoníaco como un especie de ayudante. Mayormente parecía querer ayudarme al comerse toda la comida chatarra en mi departamento. Ella y yo estábamos atados a él y, para mantener su salud, debíamos que turnarnos para tenerlo. Aunque, desde que Zoe se había mudado, mi casa se había convertido en su principal residencia.

Sydney  levantó la tapa del tanque y dejó que la pequeña dorada criatura subiera a su mano. El la miró con adoración, y no podía culparlo por ello.

—Ya estuvo bastante tiempo fuera —dijo ella—. ¿Estás listo para un descanso?

Hopper podía existir en esta forma de vida o transformado en una pequeña estatua, lo cual ayudaba a evitar preguntar incómodas cuando la gente venía. Pero solo ella podía transformarlo.

—Seh. Sigue tratando de comerse mis pinturas. Y no quiero que me vea besarte.

Sidney lo acarició en la barbilla y soltó las palabras que lo transformaban en una estatua. La vida era mucho más fácil así pero, igualmente, por su salud necesitaba salir una que otra vez. Eso, y ese pequeñito se había ganado un lugar en mí.

—Lo voy a llevar por un tiempo —dijo ella, metiéndolo en su bolso. Incluso si estaba inerte, se beneficiaba de estar cerca de ella.

Libre de esa pequeña mirada, le di un largo beso de despedida, uno que no quería romper.

 Rodeé su rostro en mis manos.

—Plan de escape número diecisiete —le dije—. Fugarnos y abrir un stand de jugos en Fresno.

—¿Por qué Fresno?

—Suena como un lugar en el que la gente bebe mucho jugo.

Ella sonrió y me besó nuevamente.

Los “planes de escape” eran un chiste privado, siempre ridículos y numerados en cualquier orden. Usualmente los inventaba en el momento. Aunque, lo que era triste era que en realidad los pensábamos más que cualquier otra cosa. Ambos sabíamos que estábamos viviendo el presente, con un futuro en absoluto claro.

Romper ese segundo beso fue difícil también, pero ella finalmente lo logró y la observé marcharse. Mi departamento parecía vacío sin su presencia.

Subí el resto de las cajas de mi auto y revolví entre los tesoros que contenían. La mayor parte de los albums eran de los sesenta y setenta, con algunos ochentosos aquí y allá. No estaban organizados, pero no traté de ordenarlos. Una vez que Sydney superara su punto de vista de que eran un derroche de dinero, no podría contenerse y terminaría ordenándolos por artista, género o color. Por ahora, puse el tocadiscos en el living y saqué un disco al azar: Machine Head de Deep Purple.

Faltaban un par de horas más para la cena, así que me senté delante de un caballete, mirando el lienzo blanco  mientras trataba de decidir como lidiar con mi tarea de pintura en óleo avanzado: un auto retrato. No tenía que ser exacto. Podía ser abstracto. Podía ser lo que fuera, mientras tantos me representara. Y estaba trabado. Podría haber pintado a cualquier persona que conociera. Quizás no podía capturar la mirada de éxtasis que Sydney tenía cuando estaba en mis brazos, pero podía pintar su aura o el color de sus ojos. Podría haber pintado el rostro frágil y sabio de mi amiga Jill Mastrano Dragomir, una joven princesa de los Moroi. Podría haber pintado rosas en llamas en tributo a mi ex novia, quien había destrozado mi corazón pero aún así admiraba.

¿Pero a mi mismo? No sabía que hacer conmigo. Quizás era un bloqueo artístico. Quizás no me conocía.

Mientras miraba el lienzo, mi frustración creciendo, debía pelear contra la necesidad de ir hacia mi prohibido gabinete de alcohol y servirme una bebida. El alcohol no era necesario para hacer buen arte, pero usualmente me inspiraba. Prácticamente podía saborear el vodka. Podía mezclarlo con jugo de naranja y pretender que tomaba algo sano. Mis dedos temblaban, y mis pies casi me llevaban directo a la cocina —pero me resistí. La seriedad en los ojos de Sydney quemaban mi mente, y volví a enfocarme en el lienzo. Podía lograrlo, sobrio. Le había prometido que tomaría un solo trago al día, y mantendría mi promesa. Y, por el momento, ese trago lo necesitaba para el final del día, cuando estaba listo para ir a la cama. No dormía bien. Nunca dormí bien en toda mi vida, así que necesitaba cualquier ayuda que pudiera conseguir.

Mi decisión en mantenerme sobrio no resultó inspirativo y, cuando se hicieron las cinco, el lienzo seguía blanco. Me levanté y estiré mi cuerpo, sintiendo esa oscuridad regresar. Era más enojo que tristeza, mezclado con frustración por no poder hacer esto. Mis profesores de arte decían que tenía talento pero, en momentos como este, me sentía como el vago que la mayoría de la gente decía que era, destinado a una vida de fracaso. Era especialmente depresivo cuando pensaba en Sydney, que sabía todo sobre todo y podía sobresalir en cualquier carrera que quisiera. Dejando de lado el problema vampiro-humano, me tenía que preguntar qué podría ofrecerle yo a ella. No podía pronunciar ni la mitad de las cosas que le interesaban, y menos discutirlas. Si alguna vez conseguíamos vivir una vida normal juntos, ella estaría fuera pagando las cuentas mientras yo me quedaba en casa limpiando. Y tampoco era bueno en eso. Si lo que quería era solo llegar a casa y ver a un bombón con cabello lindo, probablemente podía hacer eso bien.

Sabía que estos miedos eran magnificados por el espíritu. No todos eran reales, pero eran difíciles de olvidarlos. Dejé el arte para después y salí afuera, esperando encontrar distracción en la noche venidera.

El sol se estaba ocultando, y en la noche de invierno de Palm Springs difícilmente necesitas una campera. Era el tiempo favorito para los Moroi, cuando aún había sol pero no lo suficiente para resultar incómodo. Podíamos soportar algo de sol, no como los Strigoi —los vampiros no muertos que mataban para conseguir sangre. El sol los destruía, lo cual era un beneficio para nosotros. Necesitábamos toda la ayuda que pudiéramos conseguir para luchar contra ellos.

Conducí hasta Vista Azul, un suburbio solo a diez minutos del centro donde se ubicaba la Preparatoria Amberood, la escuela privada que Sydney y el resto de nuestro variado grupo atendía. Sydney normalmente era la conductora designada del grupo, pero ese honor había recaído sobre mi mientras ella se escapaba a su reunión clandestina con el aquelarre. Los del grupo estaban esperando fuera de los dormitorios de la chicas cuando me detuve.

Me incliné sobre el asiento y abrí la puerta.

—Todos abordo —dije, y entraron.

Eran cinco ahora, sumándome a mi y llevándonos a un siete de la suerte si Sydney estuviera aquí. Cuando primero llegamos a Palm Springs, éramos solo cuatro. Jill, la razón por la que todos estábamos aquí, se sentó a mi lado dándome una gran sonrisa.

Si Sydney era la principal fuerza de calma en mi vida, Jill era la segunda. Tenía solo quince años, siete años menor que yo, pero había una gracia y sabiduría que irradiaba de ella. Sydney podría ser el amor de mi vida, pero Jill me entendía de una manera que nadie más podía. Era difícil que no lo hiciera, con ese lazo psíquico. Había sido forjado cuando usé espíritu para salvar su vida el año pasado —y cuando digo “salvar”, lo digo en serio. Técnicamente Jill estuvo muerta por menos de un minutos, pero muerta igualmente. Había usado espíritu para lograr un milagro y traerla de regreso antes de que el otro mundo pudiera reclamarla. Ese milagro nos había enlazado con una conexión que le permitía sentir y ver mis pensamientos —aunque no al revés.

Las personas que eran traídas de regreso eran llamadas “besadas por las sombras”, y eso solo hubiera sido suficiente para joder la a cualquier chico. Jill tenía, además, la desgracia de ser una de las dos personas que quedaban en un linaje de la realeza Moroi. Esto era algo reciente para ella y su hermana, Lissa —la reina Moroi y una buena amiga mía—, necesitaba a Jill viva para poder asegurar su trono. Aquellos que se oponían al reinado liberal de Lissa querían a Jill muerta, porque para mantener un trono se debía tener al menos otro familiar viviente. Y por eso, alguien tuvo la cuestionable, brillante idea de mandar a Jill a esconderse en medio de una ciudad de humanos en el desierto. Porque, en serio, ¿qué vampiro querría vivir aquí? Era una pregunta que ciertamente me hacía muy a menudo.

Los tres guarda espaldas de Jill se subieron al asiento trasero. Eran todos dhampir, una raza nacida al mezclarse vampiros y humanos cuando nuestras razas podían amar libremente. Eran mas fuertes y rápido que el resto de nosotros, haciendo de ellos guerreros ideales en una batalla contra Strigoi y asesinos de la realeza. Eddie Castile era el líder del grupo, una roca confiable que había estado junto a Jill desde el principio. Angeline Dawes, el volcán pelirrojo, era un poco menos confiable. Y por “menos confiable”, quiero decir “en absoluto”. Aunque, era muy buena en una pelea. La nueva adhesión al grupo era Neil Raymond, conocido como, Alto, Correcto, y Aburrido. Por razones que no entendía, Jill y Angeline parecían creer que esta conducta suya era señal de una persona honorable. El hecho de que había ido a la escuela en Inglaterra y había adquirido un acento británico parecía alborotar sus estrógenos.

El último miembro del grupo estaba parado fuera del auto, sin querer entrar. Zoe Sage, la hermana de Sydney.

Se inclinó hacia delante y me miró, con esos ojos marrones casi como los de Sydney pero con menos dorado.

—No hay lugar —dijo—. Tu auto no tiene suficientes asientos.

—No es verdad —respondí, al mismo tiempo que Jill se sentaba más hacia mi—. Este asiento está hecho para dar lugar a tres personas. El último dueño incluso le agregó un cinturón de seguridad extra —Mientras eso era más seguro para estos tiempos modernos, Sydney casi tuvo un paro cardíaco al saber que el Mustang había sido alterado de su forma original—. Además, somos todos familia, ¿no?

Para darnos fácil acceso el uno al otro, habíamos hecho que Amberwood creyera que éramos todos hermanos y primos. Cuando llegó Neil, en cambio, los Alquimistas se rindieron en hacerlo pasar como familia puesto que las cosas ya se estaban volviendo ridículas.

Zoe miró el lugar vacío por unos segundos. Incluso aunque el asiento fuera largo, tendría que acurrucarse con Jill. Zoe había estado en Amberwood ya por un mes pero poseía todos esos prejuicios que su gente tenía sobre los vampiros y los dhampir. Lo sabía bien porque Sydney también solía tenerlos. Era irónico porque la misión de los Alquimistas era mantener el mundo de los vampiros y lo sobrenatural escondido de sus pares humanos, quienes pensaban que no podrían manejarlo. Los Alquimistas se regían por la creencia de que los de mi especie eran retorcidas partes de la naturaleza que era mejor separar de los humanos, para que no los marquemos con nuestra maldad. Nos ayudaban a regañadientes y eran útiles en una situación como la de Jill, cuando debían hacer arreglos detrás de escena con autoridades humanas y oficiales de escuelas. Así fue como mandaron a Sydney, para acomodar el camino para Jill y su exilio, puesto que los Alquimistas no querían una guerra civil entre los Moroi. Zoe fue mandada como una aprendiz y se había vuelto una gran molestia para esconder nuestra relación.

—No tienes que venir si tienes miedo —dije. No había otra cosa que pueda decirle que no la motivara más. Estaba determinada a volverse una súper  Alquimista, mayormente para impresionar a su padre, quien, concluí después de escuchar varias historias suyas, era una completa mierda.

Zoe dio un largo respiro y se contuvo. Sin otra palabra más, se subió junto a Jill y cerró la puerta con fuerza, apartándose lo más posible.

—Sydney debería haber dejado el SUV —murmuró tiempo después.

—¿Dónde está Sage, de todos modos? Eh, Sage Mayor —me corregí, saliendo de la escuela—. No porque no me guste ser su chofer, chicos. Tendrías que haber traído una gorrita negra, Jailbait —codeé a Jill, quien me devolvió el codazo—. Podrías haberlo hecho en tu clase de costura.

—Está haciendo un proyecto para la Señorita Terwilliger —dijo Zoe, sin aprobarlo—. Siempre está haciendo algo para ella. No entiendo por qué búsquedas sobre historia lleva tanto tiempo.

Poco sabía Zoe que ese proyecto involucraba a Sydney siendo iniciada en el aquelarre de su profesora. La magia humana era algo extraño y misterioso para mí —y completamente anatema a los Alquimistas— pero Sydney aparentemente era natural en ello. No me sorprendía, siendo que ella era natural en todo. Se había sobre puesto a sus miedos a la magia, como lo hizo conmigo, y ahora estaba completamente sumergida en aprender el oficio con su loca pero adorable mentora, Jackie Terwilliger. Decir que esto no le gustaría a los Alquimistas era obvio. De hecho, era una cuestión qué cosa les molestaría más: aprender los artes arcanos o besarse con un vampiro. Sería cómico sino fuera por el hecho de que realmente me preocupaba lo que los Alquimistas podrían hacerle a Sydney si alguna vez la descubrían. Era por eso que Zoe había hecho las cosas más peligrosas.

—Porque es Sydney —dijo Eddie desde el asiento trasero. Por el retrovisor pude ver una sonrisa en su rostro, aunque aún así tenía una mirada filosa mientras observaba el mundo por posibles peligros. El y Neil había sido entrenados por los guardianes, la organización de dhampirs rudos que protegían a los Moroi—. Dar el cien por ciento en una tarea lo considera una holgazanería.

Zoe sacudió su cabeza, no tan divertida por ello como nosotros.

—Es solo una clase estúpida. Solo necesita pasar.

No, pensé. Necesita aprender. Sydney no solo devoraba los conocimientos porque sí. Lo hacía porque le encantaba. Y lo que más hubiera amado más que nada hubiera sido perderse en la agonía de la uní verdad, donde podría aprender lo que quisiera. En cambio, había sido iniciada en el trabajo familiar, saltando de un lugar a otro cuando los Alquimistas le ordenaban una nueva misión. Ella ya se había graduado de la secundaria pero trataba este segundo año de secundaria como si fuera el primero, dispuesta a aprender lo que pudiera.

Algún día, cuando todo esto termine, y Jill esté a salvo, nos fugaremos lejos de todo. 

No sabía donde, ni tampoco cómo, pero Sydney se encargaría de esas logísticas. Se escaparía del agarre de los Alquimistas y se convertiría en la Doctora Sydney Sage, Doctora en Filosofía, mientras yo… bueno, haría algo.

Sentí una mano sobre mi brazo y miré rápidamente a Jill, que me miraba con simpatía, con sus ojos color jade brillando. Sabía lo que estaba pensando, sabía de las fantasías que tenía. Y le devolví una pequeña sonrisa.

Manejamos por la ciudad, luego fuimos hacia las afueras de Palm Springs a la casa de Clarence Donahue, el único Moroi suficientemente tonto como para vivir en este desierto, hasta que mis amigos y yo nos mudamos el otoño pasado. El viejo Clarence era un chiflado, pero uno tan amable como para darle la bienvenida a un grupo de Morois y dhampir y dejar que usemos a su alimentador/ama de llaves.

Los Moroi no tienen que matar para conseguir sangre como los Strigoi, pero sí lo necesitamos al menos una vez a la semana. Afortunadamente, había suficientes humanos en el mundo feliz de proveer su sangre a cambio de una vida dedicada a las endorfinas que brindaba la mordida de un vampiro.

Encontramos a Clarence en su living, sentado en su gran sillón de cuero y usando una lupa para leer un libro antiguo. Levantó la cabeza cuando entramos, sorprendido.

—¡Aquí en un miércoles! Que linda sorpresa.

—Es vienes, señor Donahue —dijo Jill amablemente, mientras se inclinaba para darle un beso en la mejilla.

Él la miró con cariño.

—¿Lo es? ¿No estuvieron aquí ayer? Bueno, no importa. Dorothy, estoy seguro, estará contenta de servirles.

Dorothy, su envejecida ama de casa, parecía muy servicial. Se había sacado la lotería cuando Jill y yo llegamos a Palm Springs. Los Moroi más viejos no bebían tanta sangre como los jóvenes, y mientras Clarence aún podía proveer un éxtasis ocasional, las visitas contantes con Jill le proveían éxtasis constante.

Jill se apresuró hacia Dorothy.

—¿Puedo ir ahora?

La mujer asintió con gusto, y las dos se marcharon de la habitación hacia un lugar más privado. Una mirada de asco cruzó por el rostro de Zoe, aunque no dijo nada. Ver su expresión y como se sentó lejos de nosotros me recordó a Sydney en los viejos momentos, y casi sonrío.

Angeline prácticamente se balanceaba sobre el sillón.

—¿Qué hay de cenar?

Tenía un inusual acento sureño al haber vivido en una comunidad rural de Moroi, dhampir, y humanos, cerca de las montañas, quienes eran los únicos que sabía que vivían libremente y se casaban. Todos los demás los miraban con una mezcla de horror y fascinación. Pero tan atractiva como parecía esa opción, vivir con ellos nunca cruzó mi mente en mis fantasías con Sydney. Odiaba acampar.

Nadie contestó. Angeline miró a todos.

—¿Y bien? ¿Por qué no hay comida?

Los dhampir no bebían sangre y podían comer la misma comida que los humanos. Los Moroi tambien necesitaban esa comida, solo que no en la misma cantidad. Llevaba mucha energía mantener ese metabolismo activo de los dhampir.

Estas reuniones se habían vuelto una especie de cena familiar, no solo por la sangre sino por comida regular. Era una linda forma de pretender que teníamos vidas normales.

—Siempre hay comida —siguió Angeline, en caso de que no lo supiéramos—. Me gustó esa comida India que comimos la otra vez. Esa malasa o lo que fuera. Pero no sé si tendríamos que seguir yendo hasta que no empiecen a llamarla comida Nativo Americana. No es nada educado.

 —Usualmente Sydney se encarga de la comida —dijo Eddie, ignorando la familiar y adorable tendencia de Angeline de irse por las ramas.

—No usualmente —corregí—. Siempre.

Angeline se fijó en Zoe.

—¿Por qué no nos hiciste para por comida?

—¡Porque ese no es mi trabajo! —Levantó su cabeza— Estamos aquí para mantener a Jill en secreto y asegurarnos de que quede fuera del radar. No es mi trabajo alimentarlos.

—¿En que sentido? —pregunté. Sabía perfectamente que era algo rudo pero no pude resistirme. Le llevó un momento darse cuenta del doble sentido. Al principio se puso pálida; luego se puso roja de furia.

—¡Ninguno! No soy su conserje. Tampoco Sydney. No se por qué se ocupa de esto por ustedes. Debería encargarse de cosas que son esenciales para su supervivencia. Ordenarles pizza no lo es.

Fingí un bostezo y me hundí en el respaldo del sillón.

—Quizás se dio cuenta de que si estamos bien alimentados, ustedes dos no nos parecerían tan apetitosas.

Zoe estaba demasiado aterrorizada como para contestar, y Eddie me soltó una mirada.

—Basta. No es tan difícil ordenar una pizza. Yo lo haré.

Jill estaba de regreso cuando él terminó la llamada, con una mirada divertida en su rostro. Aparentemente había visto la pequeña escena. El lazo no estaba prendido todo el tiempo, pero parecía que hoe iba bastante fuerte. Con el dilema de la comida resuelto, sorprendentemente logramos una camaradería —bueno, menos Zoe, quien solo miraba y esperaba.

Las cosas iban bien entre Angeline y Ediie, excepto por un reciente y desastroso intento de cita. Ella lo había superado y ahora pretendía estar obsesionada por Neil. Si Eddie aún estaba mal, no lo demostraba, pero eso era típico de él. Sydney dijo que él estaba secretamente enamorado de Jill, algo en lo que también era bueno ocultando.

Podría haber aprobado eso, pero Jill, como Angeline, pretendía que estaba enamorada de Neil. Era todo un acto de las dos chicas, pero nadie —ni siquiera Sydney— me creía.

—¿Te parece bien lo que ordenamos? —le preguntó Angeline— No hiciste ningún pedido.

Neil sacudió su cabeza manteniendo el rostro serio. Mantenía su cabello muy corto y de una manera eficiente. Era la típica cosa que los Alquimistas hubieran adorado.

—No puedo perder el tiempo con cosas triviales como pepperoni y hongos. Si hubieras ido a mi escuela en Devonshire, lo entenderías. En una de nuestras clases, nos dejaban solos en unos páramos para defendernos nosotros mismos y aprender supervivencia. Pasa tres días comiendo ramas y flores, y aprenderás a no discutir sobre comida.

Angeline y Jill abrieron sus bocas en sorpresa como si eso fuera lo más masculino que había escuchado. Eddie reflejaba mi misma expresión, debatiéndose si este chico era de verdad tan serio como parecía o era solo un genio con frases armadas.

El celular de Zoe sonó. Miró la pantalla y se levantó de un salto.

—Es papá.

Inmediatamente atendió y salió de la habitación.

No era un experto en premoniciones, pero un escalofrío me corrió por la espalda. El papá Sage no era el típico tipo amigable y cálido que llamaba durante horas de trabajo, cuando sabía que Zoe estaba haciendo su trabajo de Alquimista. Si algo iba mal con ella, también con Sydney. Y eso me preocupaba.

A penas presté atención al resto de la conversación mientras contaba los segundos hasta que Zoe volviera. Cuando finalmente volvió, su rostro me dijo que estaba en lo cierto. Algo malo había pasado.

—¿Qué pasa? —demandé— ¿Sydney está bien?

Me di cuenta tarde de que no tendría que haber mostrado preocupación por ella. Ni siquiera nuestros amigos sabían de nosotros. Afortunadamente, toda la atención estaba puesta en Zoe.

Lentamente sacudió su cabeza, con los ojos bien abiertos y sin poder creerlo.

—No… no lo sé. Son mis padres. Se van a divorciar.


***

Aw, Adrian necesito leer este libro. u.u cuatro meses más, cuatro meses más.

Espero hayan disfrutado el capi tanto como yo (: Y, si van a compartirlo, recuerden poner que lo traducí yo  (Rose Andresen) y el link del blog y/o foro. Un pequeño intercambio justo =p


¡Besos!

Escena contada por Dimitri Belikov

Esta es la escena que Richelle Mead prometió si Dimitri llegaba a ganar un concurso.

Traducida por mi para todo el pueblo (?) xD

Es su primera aparición en VA #1

Enjoy ! :)

***



—¡Dimitri!

Me di vuelta instantáneamente al escuchar mi nombre, mirando fijo al guardián acercándose en la oscuridad. ¿En qué estaba pensando? Todos aquí afuera sabían cuán esencial era mantenernos en secreto. No importaba que fuera joven o que estuviera emocionado por su primera gran misión. No teníamos lugar para cometer errores, no cuando este era la única pista que teníamos desde hacía un año. Dándose cuenta de su error, se disculpó, pero no lo suficiente. 

—Perdón —Bajó su voz a un susurro y tipeó su oreja—. El auricular no anda. Chequeamos la casa, y ya se fueron. Debieron haber tenido una alerta, quizás los espías en la calle —mientras su emoción regresaba, el joven guardián, Laurence, comenzó a hablar rápidamente—. Estaba pensando en eso. ¡Probablemente tengan una red de personas trabajando para ellos! Tiene sentido, ¿no? ¿De otra manera como pudieron estar por delante de nosotros por tanto tiempo? ¡No se sabe cuan profunda es esta conspiración! ¡Quizás esteos enfrentándonos a una armada!

No dije nada ni demostré nada mientras pensaba en sus palabras. Era un poco misterioso como un par de chicas adolescentes consiguieron escapar de ser detectadas por dos años, especialmente cuando una de ellas era una privilegiada princesa Moroi y la otra una dhampir delincuente con un archivo de mala conducta tan largo que rompía el record de la escuela. Cuando me integré al staff de profesores de San Vladimir el año pasado y me enteré del caso de la princesa, honestamente me sorprendió que las chicas no hubiesen sido descubiertas antes. Ahora, estando en liga con los demás podría explicarse cómo pudieron esconderse… y aún así, con toda la información reunida, nunca tuvimos la mínima pista de que tuvieran un cómplice, mucho menos una “red” o una “armada”. 

Mi silencio puso nervioso a Laurence, y dejó de sonreír. 

—Ahora es irrelevante —le dije—. Y no tiene sentido en saltar a conclusiones cuando…

—¿Dimitri? —dijo una voz femenina en mi auricular—. Las vemos. Se están acercando a la intersección de Brown y Boudreaux, desde el norte. 

Sin una palabra más a Laurence, me di la vuelta y comencé a caminar a las calles indicadas. Lo escuché correr detrás de mi, pero su caminar era corto, y no podía mantener el ritmo. Traté de mantener la calma mientras mi corazón aumentaba sus latidos, pero era difícil. Este era el momento. Este era el momento. Finalmente podríamos encontrarla: Vasilisa Dragomir, la princesa perdida, la última de su linaje. Aunque sabía que todo trabajo como guardián era honorable, incluso la instrucción a jóvenes guardianes, parte de mi deseaba algo más en San Vladimir. Cuando supe de la princesa Dragomir y como había escapado la escuela, había hecho de eso mi proyecto personal, proponiendo caminos que otros decían que eran inútiles. 

¿Yo? Yo no pesaba que eran inútiles. 

Bajé mi ritmo al ver que me acercaba a la intersección, dejando que Laurence me alcanzara. Un vistazo rápido revelaba figuras de otros guardianes morando en las sombras y detrás de objetos. Este era el lugar que habían elegido para interceder. Rápidamente, salí de la calle y me escondí detrás de un árbol, urgiendo a Laurence que hiciera lo mismo con un movimiento de cabeza. No teníamos que esperar mucho. Espiando por el borde del árbol, vi dos figuras femeninas acercándose, una prácticamente arrastrando a la otra. 

Primero, asumí que se trataba de la dhampir ayudando a la princesa, pero a medida que se acercaban, las alturas y sus cuerpos revelaron que ocurría exactamente lo opuesto. 

No tenía tiempo de sobre pensar esta rareza. Cuando estaban a metros de mí, rápidamente salí detrás del árbol y bloqueé su camino. Ellas se detuvieron, y cualquier debilidad que la dhampir tuviera ahora había desaparecido. Tomó a la princesa del brazo y la tiró hacia atrás, para que su cuerpo sirviera de escudo manteniéndome lejos. A nuestro alrededor, otros guardianes salieron tomando posiciones defensivas pero no avanzando sin mi autorización. Los ojos oscuros de la dhampir los notó, pero mantuvo su atención en mi. 

No sabía que esperar de ella, quizás que tratara de correr o rogar por su libertad. Pero al contrario, tomó una posición incluso más defensiva frente a la princesa y habló en una voz que era casi un poco más que un gruñido.

—Déjenla en paz. No la toquen. 

La chica estaba superada en número pero aún así era desafiante, como si yo estuviera en desventaja. En momentos como este, estaba contento de que mis viejos instructores en Rusia me enseñaran como ocultar mis sentimientos, porque estaba sorprendido. Muy sorprendido. Y mientras observaba a esta chica dhampir, repentinamente entendí con claridad como había logrado evadirnos por tanto tiempo. ¿Una red de cómplices? ¿Una armada? Laurence era un tonto. La princesa no necesitaba una red de personas o una armada, no cuando tenía este protector.  

Rose Hathaway. 

Había una pasión e intensidad que irradiaba de ella, casi como algo palpable. Tensión emanaba de cada parte de su cuerpo mientras me observaba, retándome a moverme. Poseía una fiereza que no había esperado, que nadie había esperado, me di cuenta, mayormente porque ellos no podían ver más allá de ese expediente de delincuente. Pero había una mirada en sus ojos que decían que esto no era una broma, que moriría miles de veces antes de dejar que alguien lastimara a la princesa detrás de ella. Me recordaba a un gato montés acorralado, pulcro y hermoso —pero capaz de arañar tu rostro si era provocado. 

Y sí, incluso en la tenue luz, podía ver que era hermosa —en una manera mortal— y eso me sorprendía. Sus fotos no le hacían justicia. Largo y oscuro cabello rodeaba su rostro, con esa belleza definida con la cual un hombre podía atravesar su corazón. Sus ojos, así llenos de odio por mi, aún conseguían ser atragantes —lo cual le añadía más peligro. Podía estar desarmada, pero Rose Hathaway poseía muchas armas. 

No quería luchar con ella y levanté mis manos en un gesto pasivo mientras daba un paso adelante. 

—No voy a…

Ella atacó. 

Lo vi venir y no me sorprendía la acción en sí sino que ella lo intentara incluso sabiendo que no podría. ¿Debería haber estado sorprendido? Probablemente no. Mientras observaba, estaba claro que Rose estaba dispuesta a hacer lo que fuera y pelear contra cualquiera para proteger a su amiga. Admiraba eso, realmente lo admiraba, pero eso no me detenía de bloquear su ataque. La princesa seguía siendo mi objetivo. Y aunque Rose tuviera pasión y me desafiara, su ataque era torpe y fácil de bloquear. Había pasado mucho tiempo sin entrenamiento. Se recobró de mala manera y empezó a caer, y recordé como se había estado arrastrando anteriormente. Instintivamente, me estiré y la agarré antes de que tocara el suelo, manteniéndola firme en sus pies. Ese largo y magnífico cabello se apartó de su rostro, revelando dos marcas ensangrentadas en su cuello. Otra sorpresa —pero explicaba su fatiga y su tez pálida. Aparentemente su devoción por la princesa iba más allá de defenderla. 

Notando mi mirada, Rose volvió a acomodar su cabello para tapar su cuello. 

A pesar de lo irremediable de su situación, podía ver su cuerpo preparándose para volver a atacar. Me tensé, incluso sin querer que esta valiente, hermosa y salvaje chica fuera mi enemiga. La quería como… ¿Cómo qué? No estaba seguro. Algo más que una riña en una calle de Portland. Había mucho potencial en ella. Esta chica podría ser imparable si sus talentos eran cultivados apropiadamente. Quería ayudarla. 

Pero pelearía contra ella si tenía que hacerlo. 

Repentinamente, la Princesa Vasilisa tomó la mano de su amiga. 

—Rose. No lo hagas. 

Por un momento, nada sucedió, y todos nos quedamos congelados. Luego, lentamente, la tensión y la hostilidad se desvanecieron del cuerpo de Rose. Bueno, no toda la hostilidad. Aún había un brillo peligroso en sus ojos que me hacían mantenerme en guardia. El resto de su lenguaje corporal decía que aunque no admitía la derrota, había concedido una tregua —mientras tanto yo no le diera una señal de alarma. 

No tenía planeado hacer eso. 

“Tampoco planeo subestimarte otra vez, chica salvaje”, pensé, momentáneamente mirándola fijo. Y me aseguraré de que nadie te subestime jamás. 

Satisfecho de que se había pacificado —al menos momentáneamente— desvié mi mirada de sus ojos oscuros para fijarme en la princesa. Después de todo, fugitiva o no, Vasilisa era la última de su linaje, y ciertos protocolos debían seguirse. Me incliné ante ella. 

—Mi nombre es Dimitri Belikov. He venido para llevarla de regreso a San Vladimir, Princesa.



Proceso de Escritura de Richelle Mead #2

Parte II


Age of X - Proceso #2


En mi último post de Age of X, mencioné que estaba construyendo esta serie desde el principio. Debería aclarar que no estoy planeando todo esta semana! Es una serie que ha estado cocinándose en mi mente por años y que finalmente pude concluir cuando nació mi hijo este verano. Cuando pasas la mitad de la noche alimentando un bebé, tienes un montón de tiempo para pensar. Así que, por meses, mi mente prácticamente ha estado sobrecargada con todos estos detalles e ideas, lo cual es genial por fin poder organizarlo todo en papel. Todavía hay mucho que necesita desarrollarse, pero la mayor parte del material está listo. 

El viernes, me sentí lo suficientemente segura de comenzar a escribir las biografías de mis personajes principales. Terminé dos de tres. Hice esto para libros anteriores también, aunque eso fue hace varios años. Soy la única que lee este material, pero los escribo de manera tan formal como si se los fuera a mostrar a alguien. Es un buen ejercicio y me ayuda a descifrar algunas cosas que podrían quedar en el aire. Saber quienes son mis personajes y de donde vienen también me ayuda a detallar eventualmente cómo se va a desarrollar el libro. El libro va a tener sus partes de acción y conflicto, pero las experiencias de los personajes son una gran parte de aquel desarrollo también. 

Mis biografías tenían cerca de mil palabras cada uno y estaban divididas en tres secciones. La primer parte explica quién es el personaje --particularmente lo que él/ella hace de su vida. Recuerden, escribo esto como si estuviera introduciendo los personajes a alguien que no sabe nada, así que esto necesita mucha explicación. La segunda parte --la más larga-- es la historia del personaje, que luego termina en el comienzo del libro. Esta es una parte del “iceberg” mencionado en mi anterior post. Los lectores no necesitan saber todo el contexto al comienzo del libro. Me gusta ir destapándolo lentamente mientras la serie avanza (piensen en los flashbacks de Georgina en la serie de súcubos) y envolverlo en el desarrollo presente, si es posible. La última sección de mis biografías consisten en las características básicas: cómo luce, qué le gusta, personalidad, etc. 

Una vez que termino con los personajes, escribir los detalles del mundo sería mi próximo paso. (Nota: esto no se sitúa en otro planeta ni nada. “Mundo” es la palabra usual para el lugar de los hechos, las circunstancias, y las reglas del libro.) Eso también lo voy a escribir como si fuera para alguien que no sabe nada sobre el tema. Trabajar con las biografías me va a ayudar con esto porque me va a recordar cuales reglas y contextos necesito elaborar. Aunque explico las vocaciones presentes de los personajes en las biografías, también hay muchas referencias del escenario y la historia que no se adentraron. Eso es lo que la historia sobre el mundo va a cubrir, y también estuve haciendo una lista de ítems para agregar sobre el mundo mientras estaba trabajando en las biografías. 

Pero esa sección aún está por verse. Hoy: más personajes.




Conociendo a tus personajes


(entrevista con el vampiro)

Más allá del trasfondo de tu historia, los personajes son los fundamentales. Son quienes van a pasar por cada escenario, quienes van a reaccionar, quienes van a contar lo que querés trasmitir. Por eso, es muy importante que, como en la realidad, cada uno tenga su propia personalidad. Que cada uno tenga una perspectiva, que cada uno tenga una historia que lo diferencie; para que los lectores puedan identificarse, enamorarse o incluso detestar a uno de ellos.

Tus personajes son aquellos que condimentan la historia y es esencial que los conozcas.

Una manera divertida de hacerlo es mediante una entrevista.

Y acá, Gorelia te cuenta cómo hacerlo Conociendo a tu Personaje

:D

Proceso de Escritura - Richelle Mead - #1






Imposible que no hayan leído al menos uno de estos libros, entonces, sabrán que RMead es una autora de la puta madre :D Y para su nueva serie "Gameboard of the Gods" (cuyo primer libro ya salió) nos contó cómo es su proceso de escritura, mientras ella misma pasaba por cada estadio.



Age of X - Proceso #1

La gente muy a menudo me pregunta sobre mi proceso de escritura, y creo que mi respuesta es un poco aburrida a veces. Hablo sobre como hago borradores y luego me siento todos los días a escribir lo que el borrador me indica. Eso es fácil cuando se trabaja en una serie a la cual conoces muy bien. Pero ahora, estoy en una nueva posición. Recién envié el primer borrador de Bloodlines#3, así que está fuera de mi alcance hasta que mi editor me lo devuelva con sus notas de revisión. Y por lo tanto, ahora, debo encargarme de mi nueva serie, Age of X. 

Age of X me pone en una situación en la cual no había estado por casi siete años: empezar una nueva serie. Técnicamente, empecé una nueva serie con Bloodlines, pero fue construida en base al mundo de Vampire Academy. Fue bastante difícil, y la mayor barrera fue simplemente el hecho de acostumbrarme a una nueva narradora y su punto de vista del mundo que anteriormente había creado. 

Age of X fue vendido a Dutton con un concepto y un pequeño resumen, pero el primer libro (Tablero de los Dioses) no está escrito. Los detalles completos del mundo y los personajes también necesitan estar más desarrollados para que pueda escribir. Así que, tengo que hacer más trabajo que mi usual tarea de escribir un libro. Tengo que componer la serie (ya me habrán escuchado decir que necesito saber el final con anticipación) y también finalizar el mundo y sus reglas, además de las historias de fondo de los personajes. ¡Que escalofríos!

Pensé que sería interesante para las personas seguir este proceso, crear una serie desde el comienzo. Voy a hacer una serie de posts mientras progreso y los voy a numerar, como el título de éste. 

Entonces ¿en qué parte vamos? El trabajo que estoy haciendo ahora mismo es un poco extraño. No es la clase de cosa con la cual te puedes sentar y tipear. Es la parte que mucha gente no entiende sobre la escritura: pensar. Y eso no siempre puede hacerse en un escritorio. Ayer, me senté en frente de mi pizarrón y garabateé (sin ninguna orden en especial) lo que se sobre mis personajes hasta el momento y cuales son los puntos fuertes del primer libro y la serie en general. Era un pizarrón desastroso. 

Luego me senté frente a la computadora y pasé el resto de la tarde buscando ciertos temas en los cuales necesitaba progresar. ¡Terminé con más información de la que esperaba! Mi cerebro dolía al final, y estaba algo confundida. Pero mientras pasaba la noche, e incluso esta mañana, tuve tiempo para procesar todo. Fui capaz de juntar las piezas de aquella búsqueda y las organicé en mi cabeza. Hoy probablemente me siente a escribir en el notepad y trate de ordenar esos puntos específicos de ayer, combinándolos con información nueva. Estoy creando el “iceberg” que alguna vez habrán escuchado nombrar en la escritura. Cuando se trata de información de contexto en un libro, el autor necesita saberlo todo, pero los lectores solo necesitan ver una punta de aquel iceberg. Así que mientras ustedes solo obtengan pequeñas partes de lo que estoy buscando, yo aún así debo pasar tiempo y convertirme en la máxima experta.

Estén al tanto…


El proceso está dividido en cuatro partes. Después voy a seguir colgando las que faltan por acá. Pero si querés seguir leyendo AHORA, podés pasar por Addictive Lily Foro y continuar.

¿Que te pareció este primer proceso? ¿Se asemeja a lo que vos hacés a la hora de escribir? ¿No?

:)
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